El sábado 23 de mayo de 2009, en una rueda de prensa brindada conjunta de los presidentes de Ecuador y Venezuela Rafael Correa y Hugo Chávez, calificaron a la prensa de sus respectivos países como «instrumento de la oligarquía».
Enfatizó que cuando sea presidente de la Unasur, el próximo julio, planteará “la creación de instancias que defiendan a los ciudadanos y a los gobiernos legítimamente electos de los abusos de la prensa».
Correa indicó que uno de los objetivos de su mandato será «sanear el país» de una prensa que describió como «corrupta » y el principal «enemigo del cambio».
Expresó que “hay que enfrentar esos poderes por varios medios con leyes más rigurosas sancionar las distorsiones, los abusos de una supuesta libertad de expresión”
El presidente ecuatoriano advirtió la necesidad de sancionar a los medios por existir, según él, “tanta distorsión, tanta desinformación, tanta mala fe, tanta corrupción amparada en la libertad de expresión”.
Todos estos anuncios fueron apoyados por su par venezolano «cuenta Ecuador con todo el apoyo de Venezuela en su lucha interna contra este fenómeno que ya raya en la locura del fascismo, pero crudo, abierto, descarado, cínico».
A estas criticas se sumo el presidente de Bolivia, Evo Morales, quien se quejo de la prensa de su país y anunció que se reunirá con directivos de la SIP con el objetivo de «conversar y demostrar cómo la mayor parte de medios de Bolivia mienten y también son corruptos».
Los cuestionamientos se enmarcan en las tensas relaciones que mantienen los presidentes con los medios en sus respectivos países.