El 13 de abril, Lise Hermann, freelance field producer para The New York Times (NYT) en Ecuador, realizaba una cobertura en los exteriores del cementerio de Pascuales, en Guayaquil (sur de Ecuador). Recogía información y realizaba tomas aéreas con un dron, cuando ella y su compañero Iván Castaneira fueron impedidos de continuar con el trabajo periodístico por un miembro de la Armada, quien decomisó la tarjeta de memoria del vehículo aéreo.
“Un grupo de militares le dijo al piloto que baje el dron, le quitaron la tarjeta sin su consentimiento y en ningún momento pudimos comunicarnos con ellos. (…) Nos hablaron de forma agresiva y nos impidieron seguir trabajando. Tratamos de volver a volar el dron con otra tarjeta y nos volvieron a obligar a bajar y dijeron que no podíamos hacer eso”, confirmó Hermann a Fundamedios.
Billy Navarrete, secretario ejecutivo del Comité Permanente de Defensa Derechos Humanos (CDH), y un camarógrafo freelance para CNN también estaban en el lugar. El activista explicó que los funcionarios de la Armada no fueron capaces al de dar una explicación. Él también hacía reportería con una cámara, pero no fue increpado.
Al cementerio también acudió la abogada Zaida Rubira, coordinadora del Litoral de la Defensoría del Pueblo, para pedir explicaciones. Pero no obtuvo resultado.
La Fuerza de Tarea Conjunta Guayas señaló a Fundamedios que “la única intención es no alimentar el morbo de la ciudadanía, pues comenzaron a verse drones y se desconocía de quienes eran”. El cementerio de Pascuales está destinado para sepultar a fallecidos de COVID-19 y a otros que hayan muerto por diversas causas pero que hayan estado asilados en hospitales del Ministerio de Salud Pública (MSP).
Hermann indicó que la tarjeta de memoria con el material fue devuelto y entregado en la recepción del hotel donde se aloja. La periodista lamentó el incidente y reiteró que el trabajo que cumple la prensa es vital para que la ciudadanía esté informada.