Ecuador, 26 de marzo de 2023· Ecuador recuerda hoy una fecha que marcó al país y sembró un precedente nefasto para el periodismo y la libertad de expresión: se cumplen cinco años del asesinato de Efraín Segarra, Javier Ortega y Paúl Rivas, quienes fueron parte del equipo periodístico del diario El Comercio. Sus vidas fueron segadas por grupos delincuenciales disidentes de las FARC que actúan en la frontera entre Ecuador y Colombia. Lamentablemente, la impunidad que hasta este momento campea en torno al caso, ha incrementado los riesgos para el ejercicio del oficio y la vulneración de la libertad de expresión.
Pese a las insistencias de la familia y la sociedad civil por tener respuestas frente a este atroz crimen, la Fiscalía no ha presentado avances significativos en la investigación. En 2019, el Equipo de Seguimiento Especial (ESE) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) realizó varias recomendaciones a los estados de Ecuador y Colombia para tratar el caso. Los esfuerzos para el cumplimiento de las recomendaciones tampoco es claro. Esto es un doble atentado contra la libertad de expresión. Las recurrentes violaciones a los Derechos Humanos de los familiares es indignante.
Entre las recomendaciones que realizó el ESE están reexaminar la información que reposa en las extracciones forenses de telefonía móvil y computadora, analizar las pruebas producidas, revisar los procedimientos internos para mejorar la cooperación binacional y analizar el material decomisado de las investigaciones. Sin embargo, el Consejo de Seguridad Pública (COSEPE) de Ecuador se ha negado a desclasificar la información relacionada al asesinato del equipo periodístico.
Fundamedios rechaza categóricamente la reserva de información, lo que significa que no hay interés en el proceso y la justicia del asesinato. Este caso histórico ha quedado en las penumbras para las instituciones públicas. Pero, mientras tanto, los periodistas son vilmente asesinados a sangre fría, la cifra aumenta todos los años. Las organizaciones que defendemos la libertad de expresión contamos cuerpos y no hablamos de justicia. Justicia que debe ser garantizada por el Estado.