Conductor, defensor de los animales, fotógrafo aficionado e hincha del Deportivo Quito. Kelly Efraín Segarra Abril nació en Pasaje, provincia de El Oro, en 1957; pero se instaló en Quito desde los cinco años. Sus amistades lo consideraban un capitalino de cepa. En Quito se quedó, se enamoró, tuvo dos hijos y forjó una carrera como conductor profesional.
En su juventud, ‘Segarrita’ probó suerte en la administración pública. Ingresó al Ministerio de Agricultura como asistente de oficina, pero su amor por los motores rebasó el gusto por el despacho. Cuando obtuvo su licencia de chofer profesional, permaneció 10 años más en la institución, pero detrás del volante.
Gracias a su carácter aventurero, nunca se atemorizó frente a nuevas experiencias y oportunidades. Por ello, pasó de lo público a lo privado y trabajó durante siete años en el Banco del Pacífico. Allí, condujo varios autos, motos, camionetas y, una que otra vez, hasta blindados. Se presentaron nuevos chances y trabajó tres años en el centro comercial El Recreo, en el sur de Quito.
Hace 16 años llegó a su empleo definitivo. Recorriendo diversos caminos se integró a la planta de conductores de Diario El Comercio. Este medio lo reconoció como uno de los profesionales con mayor experiencia, debido a su participación en diversas coberturas. Por ejemplo, transportó a periodistas y fotógrafos a las zonas afectadas por el terremoto de Manabí y Esmeraldas, en abril de 2016. También presenció junto a sus compañeros los procesos eruptivos del volcán Cotopaxi.
‘Segarrita’ estaba a disposición del oficio, cuando “el deber llama”. Antes de salir a su última cobertura, en marzo de 2018, se confesó nervioso con sus dos hijos, Patricio y Christian. Efraín viajaría a San Lorenzo (Esmeraldas), en la frontera norte, justo donde se desataba una serie de hechos violentos. A pesar de sus corazonadas, a las 19:15 del domingo 25 de marzo, tuiteó: “Buenas tardes rumbo a San Lorenzo, el trabajo nos llama. Un abrazo”.
En casa lo esperaban su familia, sus dos hijos, sus dos gatos y perro, animales que rescató y adoptó… ‘Segarrita’ dejó una colección de ‘selfies’ en redes sociales, la evidencia de su amor por la carretera y las coberturas.
El legado de Efraín Segarra es el compromiso con el quehacer periodístico. “Mi viejito” le decían algunos, no por su edad -tenía 60 años- sino porque trataba a sus compañeros de “mijos”, los mismos que aún sienten su mano extendiéndose para convertirse en otro reportero, fotógrafo, asistente de locación o, simplemente, para dar una palmadita en sus espaldas.