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El Faro, periodismo de largo aliento en la Web

Feb 27, 2012 | Comunicados

El Faro le debo esa bocanada de aire fresco tan necesario en nuestro oficio, el periodismo. Ese impulso tan oportuno cuando la rutina pasa por delante de uno coqueta y seductora. El Faro me ha revitalizado.

En la pasantía de una semana descubrí un modesto periódico digital salvadoreño, pero con las agallas de un ‘kamikaze’ para el buen periodismo. Ese que se hace en las peores condiciones y limitaciones. Ahí cuando la creatividad y la pasión se convierten en tus armas.

– ¿Trajiste computador? -me preguntó el primer día Carlos Dada, su director editorial-, porque lo que más hace falta son computadores.

Pero antes de hablar de El Faro primero hay que hablar de El Salvador, ubicado en la región más violenta del continente.

Llegué el domingo 29 de enero a la capital San Salvador. Viajé sin estadísticas, para evitar prejuicios. Subí al taxi que me llevaría al hotel y pregunté al conductor cómo andan en política. Mire, señorita –me contestó-, acá lo que importa es lo social y en lo social estamos mal con la mara. La mara (pandilla) extorsiona, la mara mata, así tenga solo un puesto de pupusas. Aquí por esta vía en las mañanas se encuentran los cadáveres botados; en este país hay promedio doce asesinatos diarios.

Doce muertes violentas al día era la cifra. Me la repitieron varias veces, así como las advertencias: “No lleve esto, no lleve aquello, no salga con el celular, jamás camine sola en la noche…”. Me lo dijeron la señora que hace esas deliciosas tortillas de maíz rellenas de queso y fréjol llamadas pupusas, la recepcionista del hotel, los periodistas, la artista, todos.

Así llega el miedo que evitas con el desconocimiento. Es comprensible, pues tratan de cuidar al recién llegado. Te mencionan a Soyapango. ‘Recuérdelo, no vaya’. Pero hay que salir. Caminas con las precauciones que debes tomar en toda ciudad nueva a la que vas. Y ahí está el caluroso San Salvador en clima y gente. Que trabaja, que estudia, que se divierte. Que vive. Que solo pude disfrutar durante una semana tanteando la corteza de ese mundo.

Periodismo vs. violencia
Una semana que también fue corta para aprovechar de El Faro. El medio tiene un grupo de periodistas que pertenecen al proyecto periodístico llamado Sala Negra que aborda temas como narcotráfico, violencia, pandillas, migración en Centroamérica. Sus trabajos son el resultado de semanas y  meses de investigación. Salen cuando su texto explique el fenómeno, cuando lo logran desenraizar de sus complejidades para mostrarlo a sus lectores de manera simple, pero completa.

El tiempo es un aliado, no una camisa de fuerza. Así aparecen crónicas largas, larguísimas. He trabajado en web desde hace siete años y me han repetido la premisa de textos cortos para web, porque los cibernautas leen poco y rápido. Nunca la he comprado, pero esto era una ruptura total.
-¿Un tema de 50 páginas de Word?, ¿creen que sus lectores lo leerán todo?- pregunté a los autores de El barrio roto. Lo leerá quien quiera comprender a fondo la violencia, me han dicho.

A sus textos los acompañan en algunos casos de audiogalerías y documentales, aprovechan la multimedia para complementar su tema y darle fuerza visual. Son trabajos de largo aliento. Por eso en la web de El Faro no hay actualizaciones diarias y en cascada como los sitios de noticias, pero un lector puede pasar horas devorando sus textos muy cuidados, que enganchan y llevan a su público hasta la indignación y el coraje. ¿Esto es real, seguro que no es ficción? No lo es.

El Faro es considerado el primer periódico digital en América Latina. ¡Nació antes que Google! Sobrevive con fondos de cooperación internacional y de la publicidad. Su base es una casa cuyas habitaciones han sido adecuadas para oficinas con muchos ventiladores, y la sala de reuniones está rodeada de vegetación y en el centro hay una mesa de ping pong. Está conformado por reporteros y ex editores de medios tradicionales salvadoreños. De periodistas que prefieren ganar menos para hacer ‘el periodismo que creemos’. Un paraíso, pienso.

– Ya en serio, ¿venir a El Faro fue tu premio?- no han dejado de preguntarme durante mi estancia.  Ha sido el mejor.

Por Susana Morán

 

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