Un análisis de 15 artículos del periodista
Introducción:
• Este documento analiza algunos denominadores comunes en el discurso público de Carlos Ochoa en sus columnas de opinión publicadas en el periódico “PP El Verdadero”. Se basa en una muestra de 15 artículos publicados por el periodista. La línea teórica del lingüista holandés Teun van Dijk nos sirvió para desentrañar los mecanismos con que Ochoa formula su discurso; sus perspectivas sobre los medios masivos, como mecanismos hegemónicos de poder; y su prejuicio en el modo de categorizar y caracterizar a estos grupos. La selección de Van Dijk, como base teórica, se fundamenta en que sus conceptos han sido desarrollados y puestos a prueba para analizar, desde la perspectiva del discurso –lo que se dice y cómo se dice-, fenómenos políticos en los que existe una desigualdad de poder evidente, y el acoso de instituciones, organizaciones y representantes oficiales hacia actores y miembros de la sociedad civil.
• Este texto presenta un análisis temático que se fundamenta en las opiniones de Ochoa sobre el periodismo, medios públicos, privados, y la forma en la que deberían ser regulados mediante la comprensión de su modo elocutivo; el uso de figuras retóricas que determinan su discurso; la selección de palabras y la representación o consecuencia que pretenden alcanzar per se; y el sesgo notoriamente marcado que su contenido subraya para afianzar opiniones y decisiones del poder actual, y deslegitimar las opuestas.
El análisis:
El discurso que elabora Carlos Ochoa para determinar una noción de periodismo es maniqueísta, los medios privados están constantemente caracterizados en un sentido peyorativo, envilecido y caduco; mientras los medios públicos son una posibilidad de justicia, una finalidad que se debería alcanzar. La definición de medios masivos de comunicación la construye en función de las voces de otros. En su artículo “
Ley de Comunicación… Ya” cita a Chesterton para mostrar un panorama tiránico:
“Hasta nuestros días se ha confiado en los periódicos (entiéndase medios) como portavoces de la opinión pública (…)El capitalista y el editor son los nuevos tiranos que se han apoderado del mundo (…)Los medios comenzaron a existir para decir la verdad y hoy existen para impedir que la verdad… Se diga” 1.
Ochoa convenientemente hace una sinécdoque y habla de “medios” cuandoChesterton se refería, únicamente a “periódicos”, y también de modo eficaz omite la palabra “algunos”, presente en la cita original –modificar una cita textual ya es deshonesto y tendencioso–, como tropo para dar a entender que esta es una opinión general y no de un sector poblacional. La generalización es una característica en el discurso de Ochoa para validarlo, no acepta miradas opuestas, verbigracia al hablar de los medios: “la realidad de la información que nos suministran… Parcial e interesada…”2. Utiliza el posesivo para incluirse en el todo y corroborar la sentencia.
En otro artículo parafrasea a
Óscar Arnulfo Romero para otorgar una visión de desconfianza total, y dice:
“Lástima tener unos medios de comunicación tan vendidos a las condiciones… lástima no poder confiar en la noticia del periódico… o de la televisión… o de la radio… porque todo está comprado… todo está amañado… y no se dice la verdad”3.
Los medios de comunicación para Ochoa son una estructura inválida, corrupta, mortal. En el mismo artículo aclara su opinión sobre la prensa: “(…) en su inmensa mayoría, continúa también siendo el perro guardián de los poderes fácticos que han generado en Latinoamérica miseria, muerte y exclusión…”4. Su postura es definitiva cuando puntualiza su pensamiento:
“Los medios, llamados el cuarto poder (muchos piensan, entre ellos yo, que es el primero) se han adueñado de la opinión pública, la dirigen, la moldean, la enrumban, le “venden” a los ciudadanos su criterio”5.
Es evidente que sus afirmaciones no solo desacreditan a los medios, sino quelos despedaza públicamente, se introduce en el texto porque busca lo que van Dijk denomina “manufacturación del consenso”, un acto discursivo, desde la generalidad, para convencer al público de su verdad.
La postura que tiene Ochoa para categorizar a los medios privados es la más cuantificable y es inquietante. No existe artículo referente a la prensa en que no la dilapide. Su terminología más habitual es “
prensa mercantilista”. Incluso, así titula
un artículo del 7 de julio de 2013. Pero existen diversos modos para denostarla: “Dependientes del poder” (más de una ocasión); otras de las más usuales: ideólogos, representantes o defensores de un “sistema excluyente y generador de miseria” (más de tres veces en la muestra); “Agoreros del desastre”; y para no confundir al lector, termina por categorizar su rabia en una palabra: “
Miserables”
6.
Las formas retóricas para despedazar a la prensa son, usualmente,
anáfora, epanadiplosis e ironía. En ocasiones las combina. Las dos primeras son figuras reiterativas que consisten en la repetición de palabras para consolidar una idea en el lector. Por ejemplo: “
campaña, orquestada por el grupito, (…) la campaña de los medios mercantilistas”
7. En el artículo: “
Adios a la payola… Y otras hierbas” reitera en el concepto de “prácticas corruptas” refiriéndose a métodos radiales. O incluso la utiliza matizada de ironía, en desmedro de la prensa, en el inicio de cada párrafo, al estilo de la poesía decadentista del s. XIX, verbigracia:
-
- “¿Independientes de qué?… Pregunto yo…. De los grandes capitales.
- ¿Independientes de qué?… De las políticas que llevaron a la miseria y el éxodo…
- ¿Independientes de qué?… Reitero… De la partidocracia…” 8.
La idea de ser atrozmente repetitivo no es casual, en ella subyace un discurso de establecer y solidificar las estructuras de poder creando límites y prejuicios en la audiencia para que su discurso sea cada vez más convincente. En este sentido Van Dijk señala:
“No hay repercusión si antes no se han construido unos marcos mínimos de conocimiento de lo que se pretende hacer pasar. Debe haber una cognición compartida, una cognición de grupo, unos prejuicios de grupo, unas actitudes de grupo”9.
La repercusión social de su discurso, Ochoa la modela prejuiciando a los medios, reiterando en su carácter “miserable”. Si bien los medios privados son definidos sin temor ni pudor por Ochoa, dentro de la muestra hay una sola alusión a los medios públicos. El acto de invisibilizarlos los jerarquiza como opuestos a los “Agoreros del desastre”. En su silencio está su contraste para ejemplificarlos como modélicos. De hecho, los compara en un juego antitético para agraviar a los privados y enaltecer a los públicos:
“(…)olvidando su tan mentada ética, enfila sus cañones contra los diarios públicos por el único delito de publicar lo que ellos ocultan y de mantener un progresivo crecimiento, aparejado a la preferencia ciudadana”10.
Los medios públicos son los únicos progresistas y ecuánimes en la afirmación de Ochoa, diametralmente distintos a la broza que representan los privados; pero hay otro motivo para que no se opine más sobre los medios públicos, de los que el periodista forma parte; en su crítica a lo privado, paradójicamente se sirve de sus palabras como autorreferencia legítima de lo que la prensa debería ser. El lector asume que la pública ya lo es.
La regulación de la prensa para Ochoa es una “necesidad” y en otra variante de figura reiterativa, a la regulación la asocia –en diversas ocasiones–, por antonomasia propia como “democracia”. Los poderes fácticos que maneja la prensa privada, según Ochoa, solo pueden ser regulados mediante la ley: “democratizar este poder resulta clave para una sana convivencia…”11. Esta afirmación condiciona al lector porque presupone que solo la ley nos permite “vivir en un estado de derecho y no de opinión”12. Si seguimos esta línea, Ochoa utiliza su discurso como referente totalitario donde lo democrático solo se consigue mediante la imposición legal, todo lo preexistente debe ser desvirtuado. Van Dijk señala que mediante el contraste (en este caso la negación del pasado), se crean estructuras ideológicas que construyen y legitiman el discurso dominante. Advierte, es ahí donde “se enmarca el abuso de poder”13.
Conclusiones
Además de las escandalosas faltas ortográficas, errores de coherencia sintáctica, abuso o no uso de signos de admiración e interrogación, redundancia de lugares comunes, empleo de procesos de transferencia sintáctica para anteponer como sujeto y actante desprestigiado a los actores que Ochoa ataca agresivamente (por ejemplo: los medios privados), y disponer como objetos inocentes o víctimas a quienes estén de acuerdo a sus posturas.El discurso de Ochoa es temerario, sesgado, desbocado en su parcialidad. Los medios privados están constantemente satanizados, lo que crea en la audiencia un referente de desprecio. La hipérbole en el vituperio de lo privado, eleva a lo público y condiciona al lector, mediante un discurso esquemáticamente repetitivo, a aceptar el discurso oficial. Legitimarlo es mantener el poder, que en su finalidad es control. Van Dijk recuerda: “El control remite a la limitación de la libertad de acción de otros”14.
La pregunta se genera per se, ¿cómo es posible que un individuo que denota un discurso tan absolutista, violento e impositivo encabece la terna para ser Superintendente de Información? Si la información es un derecho humano, hay suficiente evidencia en el discurso de Ochoa para entender que sus prejuicios ante la prensa privada, solo pueden vulnerar un estado de derecho.
Notas
1 Ochoa, Carlos. Ley de Comunicación… Ya. Diario PP El verdadero.
2 Ochoa, Carlos. Cargamontón…¡¡¡ Diario PP El verdadero.
3 Ochoa, Carlos. Romero, un mártir del sistema. Diario PP El verdadero.
4 Ídem.
5 Ochoa, Carlos. Ley de Comunicación… Ya. Diario PP El verdadero.
6 Ochoa, Carlos. Miserables… Diario PP El verdadero.
7 Ochoa, Carlos. Injerencia Extranjera… Diario PP El verdadero.
8 ídem.
10 Ochoa, Carlos. ¿Diario Independiente? Diario PP El verdadero.
11 Ochoa, Carlos. Cruzada internacional Diario PP El verdadero.
12 ídem.
14 ídem. Pg. 6.
Las columnas analizadas
• Ochoa, Carlos.
Cargamontón¡¡¡ Diario PP El verdadero. Disponible en: