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“El Telégrafo miente”, señala Fundamedios sobre artículo acerca de su financiamiento

Jun 2, 2014 | Comunicados

Cuatro ONG locales captaron 263.272 dólares de la NED” es el titular del artículo publicado por El Telégrafo el pasado 03 de abril de 2014. Allí se hacen por lo menos cuatro afirmaciones falsas que se corresponden a otros tantos párrafos de la nota. Es decir, prácticamente el 100% de lo afirmado sobre el financiamiento de NED a Fundamedios es inexacto o abiertamente mentiroso. Vamos a puntualizarlo:

 

1. Lo primero que llama la atención es que la mencionada nota no cita o contienen a ninguna fuente. Simplemente, la nota se acompaña por las capturas de pantalla de la página web de NED, como toda la prueba de las afirmaciones realizadas. A la falta de fuentes, se suma otra falta ética y (ahora) legal imperdonable: No se contrasta la información de forma alguna. Se citan cuatro organizaciones y no hay una sola voz que haya sido consultado. Por lo menos, en Fundamedios no recibimos ninguna pregunta, ni antes, ni después de esta publicación “periodística”. Es más, el silencio de El Telégrafo y sus directivos ha sido su única respuesta ante el pedido de rectificación y respuesta que presentamos el pasado 16 de abril del 2014. Segunda violación legal.

 

2. Probablemente, la falta más grave de esta nota es la falta de mínima verificación de la información publicada. Nueva falta ética y bajo la Ley de Comunicación, tercera violación legal.

 

3. Se dice, en la nota: “El 2013 fue un año de mucha “generosidad” por parte de la National Endowment for Democracy (NED), (think tank que promueve los ‘valores’ del Gobierno de EE.UU. en el mundo). Solo entre cuatro organizaciones no gubernamentales ecuatorianas repartió 263.272 dólares”. No obstante, esto no es verdad. Y para demostrarlo solo es necesario recurrir a la misma fuente que, al parece, usó El Telégrafo: http://www.ned.org/where-we-work/latin-america-and-caribbean/ecuador. Es fácil ver que allí no se menciona a ninguna de las cuatro organizaciones señaladas en la nota.

 

4. Dice El Telégrafo: “La ONG que más dinero recibió fue Fundamedios (Fundación Andina para la Observación Social y el Estudio de Medios), según un reporte de la misma NED. Fundamedios accedió a 84.734 dólares para proteger y defender la libertad de expresión de los periodistas ecuatorianos”. Esto es falso absolutamente. Es fácil ver, una vez más que la NED en su informe 2013 no menciona siquiera a Fundamedios. Hay un rubro que corresponde a la tarea que pública, legal y legítimamente hace Fundamedios: “Monitoreo de la Libertad de Expresión y Prensa con un monto de 75.000 dólares”.

 

5. Vuelve a mentir El Telégrafo diciendo que: “En el reporte, la NED aclara que con ese dinero “Fundamedios expandirá su red de vigilancia de 11 a 14 monitores, con lo que visibilizará su trabajo”. La NED divide los 84.734 dólares para dos tareas diferentes: 34.320 fueron destinados a la “defensa de los derechos humanos” y 50.414 dólares para “elevar las capacidades técnicas, administrativas y políticas de las mujeres electas a cargos locales”. Nada de esto consta en el informe 2013 de NED. Se trata de una falsificación total de la verdad.

 

Pero hay una pregunta que se debe formular frente a todo este montaje, ¿por qué El Telégrafo le preocupa tanto el dinero privado que puedan recibir organizaciones privadas de la sociedad civil ecuatoriana? ¿Acaso 263.000 dólares o 75.000 dólares son cantidades exageradas que demuestran alguna irregularidad o ilegalidad?

 

Es claro que tras estos montajes existen operaciones políticas y no razones periodísticas. Lo decía Moises Naim en un artículo “La Gran Conspiración”, publicado en Diario El País de España el 08 de marzo de este año: “Vladímir Putin, Recep Tayyip Erdogan, Bachar el Asad, Nicolás Maduro y Robert Mugabe la han denunciado: una gran conspiración internacional está en marcha… Son las fundaciones filantrópicas y los activistas que promueven la democracia, documentan las violaciones a los derechos humanos u observan elecciones para detectar y denunciar trampas. Para los gobiernos propensos a socavar la democracia, encarcelar opositores, perseguir periodistas y trampear elecciones, los nobles objetivos de estas organizaciones son una hipócrita máscara que oculta su verdadera misión desestabilizadora. Por eso las prohíben o les hacen la vida imposible”.

 

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