Fundamedios recuerda a los periodistas la importancia de ejercer la comunicación de una manera responsable pues el discurso destinado a desacreditar o discriminar a grupos históricamente vulnerables no puede protegerse como libertad de expresión.
El periodista ambateño Walter Villegas, más conocido como “Maestro Cherazo” realizó un video en vivo en el centro de Ambato, junto con su hija que es menor de edad, en el que lanzó descalificaciones e insultos en contra de la comunidad LGBTIQ+: “Vean los mecos: el meco Yuleisi. El meco Kasandra, hay un poco de mecos. El primer meco a la vista, por la lluvia se han escondido los mecos, se han escondido, Ellos también han sabido tener frío, todo esto lleno de mecos (…) Solo un meco que viene, creo que no le han pagado, venía rezagado. Por aquí, cero mecos. Ya se cuál es el secreto para que no haya prostitución”, dice el comunicador.
La transmisión en vivo generó una ola de críticas, le recordaron que las personas trans y de la diversidad sexo genérica se encuentran expuestas a mayores niveles de vulnerabilidad y son quienes suelen padecer mayores niveles de exclusión, estigma y prejuicios social
Fundamedios rechaza estas desafortunadas expresiones pues un periodista no puede convertirse en un actor negativo que abona al deterioro del discurso público, en un contexto sensible.
Asimismo, en el país existe una intensa discusión sobre la autorregulación de los medios de comunicación. En este caso, observamos cómo los mecanismos de control a posteriori —como la reacción de la sociedad civil—, han surtido efecto y han puesto el tema en el centro del debate.
Sobre el uso de una menor de edad en el video, recordamos que el Código de la Niñez establece reglas para el uso de los menores en medios de comunicación. Si bien uno de los factores que permite su aparición es la autorización de los padres, existen elementos a considerar como el no poner en riesgo menores. Por lo tanto, la aparición de una menor de edad en una cobertura nocturna para exponer la prostitución es inaceptable.
Sin embargo, vale destacar que las expresiones vertidas por el comunicador no constituyen un discurso de odio ya que este debe reunir dos condiciones: ser discriminatorio e incitar a la violencia. El discurso que pueda ser considerado como intolerante y discriminatorio, debe poder ser cuestionado, pero con medidas que no impliquen la imposición de penas de cárcel, existen otras herramientas, como campañas de sensibilización, cursos o la generación espacio de debate y de diálogo, donde se amplíe y profundice nuestro conocimiento de los derechos humanos y el respeto a la diversidad desde el periodismo.