Ecuador, 17 de agosto de 2023.- El excandidato presidencial Fernando Villavicencio fue asesinado a sangre fría el pasado 09 de agosto, a la salida de un mitin político. Sicarios lo esperaban fuera del colegio “Anderson”, donde minutos antes había dado un discurso a miembros de los movimientos políticos que amparaban y apoyaban su candidatura, y a simpatizantes.
Sin embargo, su trayectoria va mucho más allá de la de un candidato a la Presidencia de la República. Villavicencio fue periodista de investigación, activista por los derechos humanos, asambleísta nacional, y en cada esfera actuó de forma crítica contra la corrupción, la violencia y la crisis de seguridad sistémica que atraviesa el Ecuador.
Fernando Villavicencio nació el 11 de octubre de 1963 en Alausí, provincia de Chimborazo. Según un perfil público que difundió el movimiento “Construye”, al que representaba en la contienda electoral, desde adolescente se vinculó con organizaciones sociales indígenas y de trabajadores. Terminó su bachillerato en Quito e inició la carrera de comunicación social en la “Universidad Central” y la terminó en la “Cooperativa de Colombia”, en 2007.
En la década de los 80, el periodista Martín Pallares conoció a Fernando Villavicencio en sus coberturas legislativas, en el Congreso Nacional, de quien recuerda “en la mañana nos parábamos a las afueras, a la entrada a esperar la llegada de los diputados. Íbamos a pescar noticias o confirmar versiones. Y luego, pasábamos hasta altas horas de la noche cubriendo las sesiones, en ese entonces las sesiones empezaban a las 4 de la tarde y duraban hasta la medianoche”. Entonces Villavicencio trabajaba para “Radio Tarqui”, y es allí donde se decantó y especializó en investigaciones sobre hechos de corrupción.
En el año de 1996 ingresó a trabajar a la empresa pública “Petroecuador”, en calidad de comunicador social en el área de Relaciones Comunitarias. Tres años después asumió el liderazgo sindical de la “Federación de Trabajadores Petroleros”: “Yo investigaba y hacía registros sobre los impactos de la industria petrolera en las comunidades amazónicas, la Refinería de Esmeraldas y Santa Elena y siempre acababa yo emitiendo informes incluso en contra de la misma empresa”, relató en una entrevista al medio de comunicación “El Universo”, en el año 2023.
Como periodista, se interesó en el funcionamiento de la industria petrolera y se dedicó a revisar y vigilar los procesos de contratación pública. Pallares comentó que en su paso por “Petroecuador”, Villavicencio se convirtió en la fuente de información de otros periodistas de investigación.
Fernando Villavicencio denunció a diferentes autoridades de gobierno, como al expresidente Gustavo Noboa, a quien acusó ante la Comisión de Control Cívico de haber entregado el campo petrolero “Palo Azul” a los hermanos banqueros Isaías.
En 2007 formó parte de un panel de expertos petroleros en el cual recomendó terminar de forma inmediata y unilateral el contrato con la empresa brasilera “Petrobras”, dado que habría un perjuicio de 2 millones de dólares para el Estado ecuatoriano. El entonces gobierno de Rafael Correa no lo tomó en cuenta. Villavicencio publicó el reportaje “Ecuador peaje global: ¿De la hegemonía de USA a la hegemonía mundial”, y fue acusado de injurias por el abogado de la compañía petrolera.
Entre 2009 y 2014, fue asesor del ex asambleísta por el partido “Pachakutic” Cléver Jiménez, cargo desde el cual investigó estructuras de corrupción dentro del mismo gobierno de Correa, ahora prófugo de la justicia.
En el marco del “30S”, en 2010, Villavicencio, el activista Carlos Figueroa y el asambleísta Jiménez acusaron al entonces presidente de haber sido el responsable de los hechos y de haber ordenado una incursión armada en el interior del Hospital de la Policía Nacional. En 2011, presentaron una demanda en contra del ex mandatario, pero esta no prosperó. Sin embargo, en dicho marco, Villavicencio, Figueroa y Jiménez fueron condenados a 18 meses de prisión y al pago de una indemnización por un monto de 47 mil dólares, por el delito de difamación.
Villavicencio se autoexilió en la Amazonía ecuatoriana, para evitar entrar en prisión. Fue entonces que escribió el libro “Feriado Petrolero”, en que reveló cerca de 27 casos de “ineficiencia en la gestión” y corrupción, respecto de sendos proyectos petroleros del gobierno correísta.
El 27 de diciembre de 2013, en horas de la noche, un escuadrón del Grupo de Intervención y Rescate de la Policía Nacional allanó su vivienda bajo instrucción del fiscal José Luis Jaramillo, con el objetivo de requisar y confiscar todos los soportes de información que el investigador había recopilado y utilizaría para impulsar denuncias sobre casos de corrupción del mismo gobierno.
El 24 de marzo de 2014, tras una acción de Fundamedios, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos otorgó medidas cautelares a favor de Villavicencio y ordenó la suspensión inmediata de la ejecución de la sentencia, decisión que el entonces gobierno nacional ignoró.
César Ricaurte, director ejecutivo de Fundamedios, comenta que en 2014, viajó junto al excandidato a Washington, pocas horas antes de que se ejecutara la sentencia que había conseguido Correa en su contra. Allí asistieron a varias reuniones con organizaciones de derechos humanos y altos funcionarios. Fruto de ello, Villavicencio obtuvo una beca que le permitiría quedarse en los Estados Unidos de América durante 6 meses, pero el periodista no accedió a ella y viajó a Colombia, y posteriormente se refugió en selva amazónica ecuatoriana: “Fernando era una persona indomable y hacía lo que le parecía mejor. Para nosotros fue una sorpresa y un golpe”, señala Ricaurte.
Posteriormente, en el año 2016, se emitió una orden de prisión preventiva, en nombre de otro proceso judicial en su contra, por haber revelado información reservada a través de la difusión de varias de sus investigaciones en la revista “Plan V”, en las que estaban involucrados funcionarios y ex funcionarios del gobierno.
En 2017, Villavicencio fue notificado con una providencia que ordenaba el embargo de sus bienes y cuentas bancarias, así como la prohibición de su salida del país. La decisión del juez se basó en el no pago de más de 140.000 dólares por concepto de indemnización por injurias contra el presidente de la República, y el incumplimiento de la medida de disculpas públicas, respecto del 30S. Esta providencia y sanciones desconocían nuevamente las medidas cautelares otorgadas por la Comisión.
En el mismo año, acusado de filtrar de manera ilegal información confidencial, en el marco de las investigaciones sobre casos de corrupción petrolera, solicitó asilo político. Su pedido se vio amparado también en una situación de acoso y amenaza de la que fue objeto su propia familia. Verónica Saraúz, su esposa, denunció ante las autoridades que era víctima de amenazas de muerte y actos intimidatorios a través de llamadas telefónicas. El “Instituto para la Libertad de Prensa y Sociedad” del Perú (IPYS) lo acogió en el mes de abril. IPYS contó a esta organización que el excandidato no solía sujetarse a las instrucciones que se le daba para que su estadía fuera segura, y que entonces ya tenía entre manos investigaciones reconocidas, como la del caso “Odebrecht”. Fundamedios tomó parte en el proceso de exilio, con apoyo del Comité para la Protección de Periodistas. En septiembre del mismo año regresó a Ecuador y continuó con sus procesos de investigación y denuncia, tan pronto como Correa dejó el poder, al terminar su mandato.
Villavicencio fue parte del portal “Periodismo de Investigación” y de “Focus Ecuador”, en donde junto a Christian Zurita, realizó sendos reportajes sobre casos emblemáticos de corrupción que oscurecieron la gobernanza nacional. Así colaboró con diversos medios y publicó una decena de libros. Antes de sus 60 años, Villavicencio ha realizado y difundido cerca de 270 investigaciones que han destapado nefastas tramas de corrupción.
En 2019, junto con Zurita, quien hoy lo reemplazará en la contienda política, presentó el libro “Arroz Verde”, nombre de la investigación que derivó en uno de los más graves procesos de corrupción en que se acusó directamente a un exmandatario.
El libro es un compendio de 41 casos en los que se evidencia el financiamiento ilegal de las campañas del entonces movimiento correísta “Alianza País”, y que dejó en evidencia que el poder Ejecutivo llevaba una contaduría paralela, en que se gestionaron coimas y sobornos por millones de dólares.
Para las elecciones seccionales de 2021, Villavicencio se lanzó como candidato a la Asamblea Nacional por el partido “Alianza Honestidad”, aunque luego se decantó por llevar adelante su carrera en la legislatura como independiente.
Ganó la curul y fue escogido presidente de la Comisión de Fiscalización y Control Político. En dos años realizó varias denuncias contra el mismo correísmo: el caso “Las Torres”, que llevó a juicio político al ex contralor Pablo Celi, señalado en la trama de corrupción de la constructora brasilera “Odebrecht” y, entre otras, presentó una denuncia basada en audios grabados del exvicepresidente Jorge Glas, en los que se evidenciaba tráfico de influencias. Asimismo, presentó una denuncia respecto del proceso de adjudicación de la construcción de la hidroeléctrica “Coca Codo Sinclair”, que estuvo plagado de irregularidades.
Villavicencio presentó ante la Asamblea denuncias por peculado, lavado de activos y una trama delictiva entre Leandro Norero -narcotraficante, procesado por tráfico de drogas y lavado de activos- y Xavier Jordán -procesado por tráfico de influencias y corrupción-. Además impulsó un proceso sobre indicios de responsabilidad penal en la adquisición de insumos médicos y medicamentos en hospitales de la red pública de salud y del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social.
La declaratoria de muerte cruzada lo sacó de la Asamblea Nacional y lo llevó, junto con el movimiento “Construye”, a la candidatura por la Presidencia de la República del Ecuador. Durante su campaña política logró un porcentaje de intención de voto del 10%.
En una entrevista con Fundamedios comentó: “El ‘correato’ me enseñó a fajarme como periodista”. Una de sus frases más potentes y capaz de definir su espíritu y personalidad frontales y en pos de lucha.