Su carisma inundaba a cada persona que conoció a Alejandra Duque. Tenía una voz inigualable y su estilo rockero la caracterizaba en cada paso en el periodismo. Falleció este viernes 29 de julio en un accidente de tránsito y ahora quedan sus recuerdos en cada radiodifusor.
Alejandra Duque era una escritora de 45 años, periodista, editora de estilo y locutora. Ella llegó a la radio a los 15 años, cuando cursaba sus años escolares en el Colegio Francisca De Las Llagas. Duque formaba parte del club de periodismo intercolegial. Es así que en en la radio HCM1, frecuencia A.M. Pasaron los años y llegaría a las ligas mayores de la radiodifusión. En esas etapas de crecimiento contrajo matrimonio y tuvo dos hijas. Luego, este matrimonio terminó.
Llegó la oportunidad, a través de Carlos Sánchez Montoya, de locutar en la radio Latina y se quedó ahí aproximadamente tres años. Produjo y condujo un programa de rock , que era una de sus pasiones. Salió de esa radio y en el año 2006 entró a Kiss FM y realizó un show mañanero. Y el dueño de esta radio reconoció en ella su esencia diferente e innovadora. Allí se quedó tres años más.
Otra de sus experiencias llegó en Radio La Bruja, donde tuvo un espacio de aprendizaje y de mucha diversión. En una de sus últimas entrevistas Duque contó cuando tuvo que salir de La Bruja para seguir con su trayecto como radiodifusora. “Sí me asusté un chance de llegar a la radio Canela, al principio pensaron que era muy aniñada. Luego decidí hacer una prueba y me quedé”. Desde el 2012 hasta su fallecimiento trabajó en esa radio. El pasado noviembre cumplió 9 años en Canela. En el 2022 volvió a su primer hogar: Radio Latina, donde trabajó hasta su fallecimiento.
Ella explicó que la radio siempre fue parte de su vida y nunca dejó de locutar desde sus años colegiales, cuando encontró su pasión.
Sin embargo, también se destacó como una gran periodista y escritora. En el 2008 llegó a la revista del Centro Comercial El Recreo. El 2011 se unió a Fundamedios, en busca de la defensa de la libertad de expresión y estuvo un año.
Su búsqueda espiritual le llevó a encontrar el yoga como un momento de sanidad y aprendizaje. Incluso se convirtió en instructora de este deporte.
En redes sociales, sus colegas y amigos expresaron su dolor ante la pérdida de Alejandra, un ser humano inigualable. Se solidarizaron con sus familiares y comentaron que queda un vacío en el mundo periodístico ecuatoriano.